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Por: BIPOR (FÈLIX MÈNDEZ)

Como tocar un pequeño piano. Digito los números al azar.- ¿Aló? se encontrara Silvia. ¿Aló? se encontrara Raquel. ¿Con quién hablo?, no le oigo bien. ¿Se encontrará Silvia? ¿Se encontrara Raquel?. Con el “emoil” copiado del diario de Epeonza. Si, dígame usted. No, no, no, no hay nadie, aquí, con aquel nombre, con aquel número. Maldita sea. Mi sed de comunicación, se trastorna. Yo no soy un sentimental, soy un sentimentaloide. La deformación del primer sustantivo. La gotas de sed embotellado discurren por mi garganta mientras observo el paisaje de la pianola. Hay calor, hay colores. Hay sonoridades dispares entre nuestros paisajes. Tu cuerpo desnudo 7 y 6 desechable. Todos “m” ríen. Saben que nos expulsarán de nuestras casas y nos enviaran a un terreno baldío. Hay que agradecerle al alcalde interlocutor. No, no, no, “nono”. Que le agradezca el que voto “pur il”. Ello es desafectar. Con los últimos segundos pude decirle que he cambiado mi nombre y, que he adoptado la totalidad del nombre de mi padre. El del 20 de agosto. El felino, como voz. Desnudarme y estirar la tripa, por donde me transporto interminable. Hijo. Deseas almorzar. Solo fruta. Mientras la sed se difumina entre el sopor y la desidia. Los números se “abaquean” en mi cerebro. Hay un detalle, durante aquellos cinco años hemos jugado a la patada voladora. Y no es el vuelo ni el tamaño, es la furia que la regenta. Verlo arrastrarse es conmovedor. Como un animal que olvida su humanidad. Si quiero adherir a al cabeza del alcalde un caliente y delicioso churrasco. Para continuar con el “bum” gastroenterologico. Y para que recortas aquellas letras. Para adherirlas a tu espalda. Cree en el sufijo. Olvida la raíz. No sientes que pierdes el tiempo haciendo nimiedades. ¿Se encontrará Joaquín? ¿Se encontrará Eduardo Murillo?. Él, resuelve el pupiletras mientras yo el crucigrama y, ellas, estiban su cuerpo por los senderos del deseo. Te he dicho que no recortes los espacios libres de cirro. Te he dicho que no esculpa los pasos inexistentes. Enciendo uno de mis dedos, para, oírlo chirriar al introducirlo dentro de la bebida que lo envenenara. De algún modo tiene que el río desembocar. Si quiera desde tu boca. Empaca tu ropa y emigra de lo que tú creías como nuestro lugar. Muy buenos días, se encontrará Estela Raimondi. Muy buenas noches se encontrará Leslie Cchavìn. No le oigo joven, hable mas duro. Bajo el cuadro en el que duerme las cucarachas hacen un festival, patas arriba. Las luces se filtran a través de la botella y su contenido, proporcionándole la ilusión irrisoria en intangible. Alguna vez aprendiste a “emparar” un trompo bailante. No y tampoco pude arrullar a la “jitarra sin cerdas”. Dios santo enséñame a hacer el amor. El sagrado corazón de nuestras entrepiernas. Te llamaba en son de la segunda parte de la novela Hedor. Y comprendí para comprenderte como deben volar los vagones bajo el agua que tus pasos aspiran. Quiero aprender algunos ritos químicos y fingir de mago. Deje escapar algunas cursilerías expirables. Se encontrará Eduardo Joaquín Pineda Murillo. En la noche los perros se disfrazan de gatos, se tornan tarántulas, se ocultan en las guitarras y en medio de tu sonoridad te devoran. Quiero aprender a fecundar. Mira hijito, no es sólo el dedo en el dedal. Es la suerte del metal. Es temporada de carnavales, pero, yo quiero volar cometas. Sí, es de agosto como voz. Enciendo los pasos, para que iluminen los espectros que intento capturar. Aquel era tu dilema. Aserrar o no aserrar. Solo tienen que coger fuerte la horma y retirar el calzado. Nada más. Es simple. Ah, como forma, como horma, como hornilla, como hornacina, como foro, como nicho, como tabula y tabularía. Como “teibol”, como Melgar, Basadre, Arguedas y por què no, como Joaquín Eduardo. Señor quiero ir al jirón Montero Rosas. Sí, te dejo a dos cuadras. Qué harás ahí. No sé, por no saberlo es que lo hago. Muy buenas tardes se encontrara Àgar. De parte de quién. De Ismael. Un pequeño dinosaurio de juguete dice: “tupaka fadre terebandorria” es musicalidad. Léelo bien, es simple. Qoriaguapuka. Está mal dicho, pero ello no resta. Lo desee decir.

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