Libardo Caraballo


Diarrea de Sangre

Tengo diarrea, diarrea de sangre que se cuaja en palabras y me sumerge en la mente del asesino silencioso.
Diarrea que me muestra el arte de matar, la forma de elegir a la víctima y el modo de llevar el cuchillo hasta sus carnes una y otra vez, para plasmarlo en el papel y ahogar todos esos deseos oscuros.
Tengo diarrea, diarrea crónica de sangre que ensucia todo mi ser, mi mente, hasta convertirse en letras inofensivas que entretienen y asustan.
Tengo diarrea, diarrea que no enferma, que no mata, que no tiene cura.

Canto a la Venganza

Llegue en el momento justo
Y de una cuerda colgaba
Tratando de arrebatar
La vida que le quedaba.

Lo mire con ira en mis ojos
Y de un tiro corte la cuerda,
Cayo al suelo temblando
Y los ojos casi afuera.

“Sé que morirás maldito
Y será por mis manos
Sabes que jure vengarme
Algún día de tus actos”.

Titiritando semidesnudo
En el suelo yacía, con el miedo
En su rostro, por la presencia mía,
Más al ver el cuchillo que en mi mano tenía.

Alce el filo a los aires
Como cortando al viento,
En su pecho lo adentre
Cinco veces sin miedo.

El dolor deje huir
Con cada puñalada
Y feliz me sentí al vengar
A mi amada.

Lo arrastre por los pies
Y en un tanque lo metí
“Aquí te has de podrir
Engendro endemoniado que mi mano ha matado
Por tus actos equivocados”.

La justicia es inútil
En momentos necesarios,
Al dejar en libertad, a cerdos borrachos
Que sin pena y temor abusan a cada rato.
Te llevaste a mi amada
En una noche oscura
Mientras caminaba a casa
Llena de hermosura.
Con dinero compraste
Una cárcel segura
Y casi que ni pagaste
Por mi terrible amargura.

Con dolor en mi pecho,
Junto al cadáver de mi amada,
Jure derramar tu sangre,
Ante que mi vida acabara.

A casa me fui
Por donde había entrado
Con la sensación de haber
Liberado, lo que me traía ahogado.

En los sueños me adentre
Y me encontré con mi amada
Quien muy feliz
De besos me llenaba.

Un compadre suyo encontró el cuerpo,
Días después de ocurrido tal evento,
La noticia se regó como rió en invierno
Y los cuestionamientos comenzaron a hacer hechos.

Nadie creía tan terrible acto
Hecho a un hombre tan honorable
Como don Juancho.

Por honorable pasamos todos,
Cuando tenemos dinero,
Más si eres pobre,
Solo un trapo viejo.

La justicia es ciega,
De eso estoy seguro,
Pero el culpable ha de pagar
De una u otra manera.

En mi soledad, mi mente me atormenta
Gritándome mi vileza, y es que el acto criminal
Es una cosa fácil, lo terrible es soportar
La etapa siguiente a ello.

Ya no puedo, no aguanto mi locura
Es mejor apagar esta amargura,
Y una soga en el cuello,
Es la forma más segura.

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